Olor

Un olor no es sólo eso Sino que también puede ser El aroma que ya previamente Ha impregnado.

Sin embargo, La cualidad Más acuciada Es la del indicio
Algo que es exponente De ese requiebro que Produce el instante
De evocarlo,
Momento en el que Entra a través de los Sentidos

Cuando permanece El olor en la ausencia
Ha de ser porque La presencia dice algo…
Susurra A través de la sensibilidad
Y por ellos penetra Dentro,
Se produce un suspiro Que toma el viento
Y lo transporta hasta allí
Donde está el objeto De ese olor.
Pero el olor A su vez Aspira la fragancia Que lo huele
Porque está ya Embriagado de la Esencia de esa mujer

Y ese perfume Puede despertar
Tantas cosas…

Corrientes

Un río y dos corrientes; Pasión serena y Pureza inquieta.
Una corresponde Al mundo,
La otra A lo onírico
Luna que se quiebra En la tiniebla De dos soledades
Cada cual acompañada Pero sin poder saciarse La una en la otra.
Volcán que ruge Y vomita su fuego De pasiones guardadas En las entrañas de su corazón.
Su río se muestra Sin llegar a abrasar la lava, Fuego que en lugar de purificar, Consume.
Sequía devoradora Que reseca la hermosura De la vida Al no abrirse los labios Para poder enjugarla.
Piel que se muestra Sin mostrarse,
Caricias ausentes Que gritan Su presencia Retenida.
Nada que es todo Y todo que queda A medio camino Extinguiéndose en La inconsistencia Del deseo reprimido.

Sólo hay un camino Para saciar la sed Del cuerpo En tanto que la Del alma
Desconcertada En su afán de huir Hacia delante, Se entrega En su propio desiderátum, Pues la mente, No queriendo sucumbir, Alimentada por las ascuas, Hace que éstas se Transformen en teas, Sin llegar a quemar.
Vigilia y sueño Que se anteponen Al no encontrar un camino Común

La distancia De las sintonías Devorará a las dos Y consumado el fuego Purificador
Agonizarán en sus soledades.



“Delimitaciones”

La realidad está plena De emociones Que percibimos A través de
Nuestros afectos, O mejor aún, Nosotros somos la Sensibilidad
Porque somos La vida Pues no hay existir Más allá del cada uno
Que viene a estar Y a morir En sus propios límites.

Ese sentir Es la frescura De nuestro ser Y si no hay tal relente
Todo se evaporará, Será como imaginar Que volamos Mientras permanecemos Anclados en la imaginación.

De nada vale Esconder esa brisa De lo que se siente Pues, como la flor
Acaba marchitándose Si no se impregna Del aire Que necesita
viniendo a quedar En el residuo más íntimo De la propia soledad
Para Acabar extinguiéndose En si misma. Y no pudiendo ser oro
Se conforma con El oropel.

No es pues Un ansia O mejor, Siéndolo Esa excitabilidad Le empuja a
Convertirse en materialidad; La realidad de la Experiencia de caminar
Sensaciones Que impregnan todo El ser Haciéndole saberse vivo En lugar de creerlo.

Se trata de Ser o no ser, No es tanto Anhelarlo, Decirse Me gustaría ser Tierno, Sensual , Saborear lo pasional Sino, más bien Procurarse Que las sensaciones, Habiendo nacido En el deseo Puedan aflorar Al exterior, Se exterioricen Y se dejen tomar Transformándose En parte viva De ti.
Así, sin necesitar escucharlo experimentarás la sensualidad apasionada
Porque de ser Un propósito Pasarás a Procurarlo.

De igual manera No se trata de evocar La languidez, Los recuerdos, La tristeza, Rozar y sentir Del otro y al otro Sino invocar la posesión de La melancolía Que conduce a la Añoranza Trayendo nostalgias, Sabiendo que ese deseo Es realizable, Bastando despertar Del sueño nocturno Y vivir la realidad

De lo contrario El cuerpo se convierte En prisionero Y el alma en carcelera. En esta tensión El pensamiento En su infinita libertad Encadenada Vuela Buscando una rendija Por la que permitir Entrar o salir. Lo que añora El corazón Que produce morriña Y sentimientos confusos.
Pero, con tanto girar En torno a ese sentir Y a esa carencia Que provoca ansias Reprimidas Y a la vez Apunta con el dedo A la responsabilidad,
Aumenta el desasosiego Y mientras se hace, Crece y crece Confundiendo
Más y más.
Tal vez Porque exista Una saturación de ideas Y palabras Careciendo del contacto Y de la comunicación próxima Que puede acarrear la Tensión Entre el Sentimiento de la Relajación interior Del alma Y el agitarse de lo que Grita el cuerpo

Si quieres sentirte Vivo, Involucrado en la Vida Habrás de elegir entre un
Alma que desea Redimir Al cuerpo, Y el cuerpo que Procurará condenar
Al alma.

Semblanzas

De igual manera que el eco Responde a la voz
La propia naturaleza Devuelve su imagen En la persona.

La transparencia de una gota de agua, El vaivén ondulante de una ola
La hermosura del Mare Nostrum…La inmensidad del océano.
La lluvia que derrama el cielo, Las caricias de un sol de primavera
La suavidad de la brisa Los misterios de la noche
Una mirada de asombro al cielo.
La rosa que permanece en su tallo,
La acrobacia de la mariposa, La majestuosidad del vuelo de un ave.

La poesía expresada en el verbo, El llanto por una muñeca
La ensoñación que despierta
Pensándolo…Evoca en mí figura de mujer.

La luminosidad de sus ojos al mirar, La fuerza interior que desde dentro la empuja a la orilla, La humildad en su belleza, La grandeza del corazón que late en su pecho.
Cada una de sus lágrimas vertidas, Su ternura que abrasa,
La delicadeza de sus gestos Las sorpresas que guarda, Su saber sorprenderse para sorprender.
El candor de lo que teniendo no alardea,
La delicadeza en el decir y hacer, Su distinción. El saber estar.
Sus palabras floridas, La niña que cohabita en la mujer;
La mujer que no puede callarlo.

Y pensando en la mujer
Le pongo tu nombre.





Nostalgia

No es plural la nostalgia sino singular;
no tenemos ”nostalgias” sino nostalgia, una sola la propia
la que anida en mí integrándose en lo que “soy”
ausentándose de aquello que tengo y hago.
La nostalgia es el sentido de lo íntimo, más que echar de menos
a nada ni a nadie… a uno-mismo

Una mirada introspectiva hacia dentro, muy dentro hasta alcanzar el núcleo
del propio “yo”, la esencia de la vida que es el propio ser.

Sentir nostalgia es más íntimo del “yo” que de lo colectivo:
el “tú” o el “vosotros”
No somos lo que somos sino quiénes somos y no ha de añorarse el recuerdo de las “cosas” o de las “personas”, ni siquiera de lo que fuimos, sino de lo que “éramos”.

El camino que media entre lo que fuimos y lo que somos está plagado de heridas
y de bálsamos…ése recordar no lo que nos ha pasado, sino lo que vivimos
Entonces…
nos transporta al hoy proyectándonos a lo que queda por vivir, porque no existe la vida
sino que yo soy la vida para mi mismo.

Nos recordamos a nosotros
en la nostalgia…

Aunque a veces brota el grito…
¿dónde estás?
porque para ser yo…
¡te necesito!







Felicidad

Es el mayor de los afanes,
El denominador común De todos los mortales;
Nadie evita desearla Sino su encuentro Con aquello que ambiciona
Y en tanto se alcanza…
La satisfacción se vislumbra En la sombra de las pasiones.

Sin embargo Ese deseo es vacuo; Nada en si mismo Pues todo él consiste
En tanto puede mirársele Cara a cara, En el anhelo de la Esperanza

En eso consiste la felicidad: En un empeño, En la tensión Por conseguirla
Y su grandeza radica En lo inconsistente, En saber que se mueve Entre el si y el no, El alfa y el omega, El quiero y no puedo En el ya si…Pero todavía no.
Porque cuando concluye La aspiración que embriaga Al hacerse tangible
Desparece esa ilusión Transformando lo esperado En posesión Perdiéndose el misterio.
Se tiene el objeto ansiado Pero esa chispa de la espera Se diluye Para acabar desapareciendo Y una vez cosificado, Formando parte de lo
Cotidiano Su efervescencia Se desvanece

Y vuelta a empezar…

Se anhela, Se desea, Se espera, Se mantiene una certeza Retornando la esperanza En nueva ventura, En un continuo Amanecer y anochecer Que es la rueda de la vida.
La felicidad es una nada Que a su vez es todo Salvo esa apetencia
Es una senda incierta Pero prometedora Que empieza y termina En si misma Porque ese camino Es acercarse rozándola…
Pero no tenerla.